Las Tribus del Metro -Diario de un novato explorador urbano- Acudía al trabajo medio dormido cuando por las escaleras del Metro me adelantó un hombre bajito con un gorro de lana. ¿Y qué tiene de especial que te adelanten en el Metro? En principio, nada. La gente en Madrid va con prisa, arrastrada por la marea uniforme que se mueve como corrientes de hormigas ante un suculento botín. Pero aquel hombre lo hizo de una manera peculiar: bajaba las escaleras de dos en dos, incluso de tres en tres, con una agilidad insultante. Descendía como si hubiera nacido allí, como si los pasillos subterráneos fueran su hábitat natural, un anfibio urbano sin gravedad en sus zapatillas. Gran Andador En ese instante, recuerdo que olía a colonia barata de diario y café. Saqué mi libreta —sí, esa que aún resiste a las pantallas— y me puse a tomar notas. Decidí investigar a las diversas tribus que habitan el Metro de Madrid. A aquel hombre veloz y fugaz fue el principio y lo bauticé como el “Gran Andador...
Entradas populares de este blog
La Octava Plaga, El paro.
Ayer salio la noticia, son más de seis millones de parados los que hay en este, nuestro país. El paro juvenil llega al 60% y lo peor de todo es que no se ve luz, al final del túnel El desempleo es como una plaga de aquellas del antiguo Egipto que asoló a una civilización. Ha irrumpido en silencio, poco a poco sin anunciarse y pasando desadvertida. La situación es tan cruel y triste que la gente asocia encontrar empleo con una lotería, con un golpe de suerte, con una llamada divina, y eso nos conduce a la pobreza intelectual, a la precariedad, a la sumisión . Estar desempleado es una situación dura, difícil . Tu cabeza no para de girar y buscar soluciones a todos los pasos dados en la búsqueda, recorres el camino que te ha llevado hasta allí, una y otra vez, mirando de lado a lado, buscando alguna puerta que quizás debiste coger. Esa frustración, ese mal sabor de boca hace que se generen conflictos con tu alrededor, y sobre todo y más importa...
De Guerreros, Castillos y Parados...
Llevaba más de dos años en paro y había consumido su tiempo en leer decenas de novelas caballerescas, de honor, de guerreros capaces de superar cualquier obstáculo, entregar su vida por la lucha de un ideal. Aquella mañana se despertó con una llamada esperada, deseada más bien, una llamada de trabajo, una puerta abierta a la oportunidad de desarrollar su profesión. Se vistió, se colocó su armadura forjada en el acero de la montaña por los grandes maestros antiguos. Guardó el pañuelo de su amada en el guantelete y sentado junto a la chimenea afiló su espada, aquel arma le ayudaría a lograr su fin. Tuvo que salir de su pueblo, allí no había nada, la gran ciudad le espera con aquella oportunidad, había estudiado durante toda su vida. Se contarían por miles las horas que permaneció enclaustrado en su escritorio, contra la pared, rodeado de libros de derecho y humanidades, y en el cajón, para despejar la mente una buena novela de batallas. Pronto llegó al embarcadero, tomó prest...


Comentarios
Publicar un comentario