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Mostrando entradas de noviembre, 2013

El Árbol de Nuestros Días. (resignación, ambición, sueños)

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Anoche estuve viendo un programa sobre los diferentes cambios tanto sociales como laborales que esta cruel crisis esta generando en nuestro país (por no aludir al globo entero). Hablaban diferentes tipos de personas, de diferentes edades y de diferentes posiciones y/o formaciones. Me llamaba la atención que los más mayores (en general) eran los que tenían más claro que había que seguir luchando y trabajando para resistir el azote de esta recesión. Estaban dispuestos a mantenerse firmes ante las constantes presiones de los jefes, administraciones, compañeros, etc. para rebajar sus salarios, aumentar su horario laboral y reducir sus privilegios que tanto ha costado conseguir. Tenían claro que después de tantos años dilapidar aquello sería como caer en un pozo que les arrastraría a tres décadas atrás. Sin embargo, los más jóvenes estaban hipnotizados por un halo de resignación que les hacía caminar como zombies . Se aferraban a cualquier trabajo por duro y mal pagado que estuviese, no pro

De Delibes, De Abuelos y De Caminos.

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Miguel Delibes. Escritor Español Me encontré en una vieja entrevista grabada a  Miguel Delibes una frase que me llamó la atención y me produjo una rara sensación de nostalgia y pena. Delibes, amante de su tierra, del campo, y de la caza, era un hombre aferrado a las costumbres, y no es que lo conociese (Que mucho me hubiese gustado) si no que repasando varias entrevistas y biografías es lo que más destaco de él. La frase en cuestión era : "El mundo rural, el de trigo y cebada, murió cuando la televisión sustituyó al abuelo". Gran frase que encierra la pena por un sentimiento puro:  el de amar a la tierra, al campo, a las viejas historias y a los lazos familiares. Creo que yo fui de las últimas generaciones en las que el abuelo seguía siendo un entretenimiento infantil. Sus historias del pasado, sus enseñanzas de hombre a hombre, aunque fuesen de hombre a niño. Permanecer embelesado con sus palabras, con aquellos proverbios que a la larga tanto me han servido.  Rec

Decir No, Decir Si....

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Empece a decir que "no", y fue cuando empece a conocerme a mi mismo. Antes la palabra "no" la usaba poco, era guiado por un núcleo de circunstancias sociales  que como una manada nómada   va y viene. Empiezas a decir que no porque  el chip  cambia, porque tragas para dentro en vez de escupir, por que comprendes en un momento que: ¿por que voy yo a hacer esto si no me gusta? ¿por que tengo que ir yo allí sino me apetece?. No, esa palabra  me sirvió de llave para abrir muchas puertas que no conocía. Desplegué mis propias velas, avisté mi propio horizonte, sin edulcorantes, sin salsas añadidas, sin medidas predeterminadas. Y que bien sienta decir no, no, no y no ,  y que bien sienta hacer lo que realmente quieres hacer. No eres diferente, para nada, no eres original, simplemente te vas acercando a ti mismo, y eso créanme me reconforta como la mejor degustación vital. El sabor de la victoria propia se expande en el paladar y explotan los sentidos. Consideras que no to