"Con la Espada Desenvainada". Los abusos laborales de estos tiempos.

Se ha puesto muy de moda todo lo referente a la abolición de la esclavitud gracias al maestro Spielberg y su película Lincoln. Esa famosa e histórica decimotercera enmienda que colocó en el mismo lugar, o al menos eso debiera,  a todos los hombres, sea el color de piel que sea.

Si es cierto que a pesar de esa enmienda, que recordemos, se dio en el siglo XIX, algunas gotas de esclavismo se siguen dando en la actualidad. Quizás alguno se haya echado las manos a la cabeza, incluso aquí el ponente de esta entrada, pero el concepto de esclavismo se puede dar en muchas ramas, en muchos aspectos, en muchos campos. Nos azota tal vez, la mayor crisis económica de todos los tiempos, dejando cifras históricas de desempleo, lo que genera una competencia brutal para cualquier puesto de trabajo. La gente está muy formada, y su proceso de formación es continuo,  debido muchas veces a la obligación de tener la cabeza ocupada, o a la reanudación de aquellos estudios que se quedaron en el camino.

Esta competencia ha derivado en un poder más amplio para el empresario, jefe, o encargado. Dicha competencia genera una inestabilidad laboral que conlleva una inseguridad y un "andar con pies de plomo" pues a cualquier error cometido, a cualquier replica, hay en la calle centenares de competidores acampando, esperando tu salida. El empresario se ha colocado los galones, acompañados también por el gobierno, que en su intento de generar más empleo, ha dotado al patrón de una libertad, un poder y una rebaja de  la losa más pesada para tomar la decisión de la salida,del despido: el finiquito. Con estas rebajas y ese nuevo poder generado por (en ocasiones) la  competencia desleal de los trabajadores, se esta creando una nueva moda de estrujar, de exprimir, de prensar, de comprimir al trabajador. Tampoco quiero culpar a los trabajadores de lo que esta sucediendo, (y tal vez tampoco al empresario) ese tipo de competencia desleal es lícita,  en estos tiempos donde se pide un trabajo al soplar las velas de la tarta.



Si es cierto que a nivel general, todo esto deriva en una falta de compañerismo, en una lucha sin cuartel diaria, que agota, que reprime, que ocasiona un lastre de desconfianza, de inseguridad,  de estar siempre con la espada desenvainada  Los tiempos no están para quejarse, pero tampoco están para soportar abusos, como en más de una ocasión he comentado, el trabajo es un derecho, y por mucho que algunos nos quieran cambiar la idea, o al menos eso pretendan para su propio beneficio, no es, ni deberá ser, un privilegio.



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