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| Alrededores de las Tablas de Daimiel. Foto sacada de Internet |
El día se levantó primaveral en mitad de Enero. Unos quince grados y el sol con los ojos abiertos invitaban a salir, a desempolvar la pereza que emerge en invierno. El plan era sencillo:
bicicleta, amigos y campo, una mezcla perfecta para aprovechar la mañana. Nos lanzamos por los caminos a
pedalada y charla, y entre tanto fuimos descubriendo como nuestra tierra se presentaba, como los pájaros nos acompañaban en su intermitente revoloteo, y como el campesino, el pastor, el pescador, y los chopos desnudos nos saludaban a nuestro paso. Las conversaciones iban y venían, divagaban entre lo típico y lo utópico, hasta que nuestro río
Guadiana ensanchado, a paso gobernante, abriéndose para alimentar las
Tablas de Daimiel nos dio un tirón de orejas y nos maravilló con su actual soberanía.
A veces vemos pero no miramos, no somos conscientes de la belleza que nos rodea, de nuestra propia armonía, de aquello que se nos presenta en la palma de la mano, y por dejadez o búsqueda de inusuales parajes desperdiciamos o ignoramos. La lentitud que da el pedal hace que las pupilas se fundan y comparen con otras muestras que se muestran (valga la redundancia) y a veces por tener alejadas o ser modas en charlas de turistas valoramos sin saborear, le otorgamos un prestigio a tientas, y aquello que podemos palpar, recorrer, descubrir, amar, andar,... las dejamos pasar como el humo de la chimenea, conscientes de que nos rodea pero dejándolo al olvido.
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| Familia de Patos en las Tablas de Daimiel |
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| Molino de Molemocho. Tablas de Daimiel |
Echar un vistazo a vuestros caminos, a vuestras aceras, a vuestras esquinas, a vuestros campos, a vuestras aves, a vuestros recorridos de infancia, vuestras plazas, vuestros rincones,... y aunque sean unos segundos paraos, respirar, abrir vuestros parpados, y como una cámara de vídeo grabar los 360 grados que os rodean, seguro que os lleváis una grata sorpresa.
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| Casilla de Campo. Alrededores Tablas de Daimiel. |
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| Molino de Griñon. |
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