Miradas que hablan...en Benidorm
Benidorm |
Cuando llego el día esperado, armamos el maletero y nos pusimos rumbo a la costa con nuestros tapes, nuestras maletas y sobre todo la ilusión de reencontrarnos con el Señor Mediterráneo, amigo querido del alma que procuramos visitar cada verano. Como siempre alguna duda en carretera y la parada típica en mitad de camino para reponer fuerzas, el viaje iba viento en popa.
Benidorm, ya estábamos allí, aparcamos el coche relativamente cerca (nada que ver con algún que otro año) aún así el sudor, el cansancio, el viaje, el primer golpe de calor húmedo y maletas en mano ya pasaban su factura. Llegamos a la recepción del hotel. En ella, la recepcionista (manchega de Ciudad Real, por añadir un dato) estaba disculpándose con un matrimonio de mediana edad, ofreciéndoles una habitación a pensión completa durante toda su estancia, por cortesía del hotel, el hormigueo de mis piernas y mis manos se acrecentó, y la mirada cómplice con mi novia fue dilapidaría: "SUERTE NO, LO SIGUIENTE" (pensamos a la vez) esto paso a : "¿por que no me pasará esto a mi?" y nuestros rostros se entristecieron mientras el matrimonio se besaba con su llave gratis del hotel, rumbo al ascensor. Me limpie el sudor de la frente, saludé a la recepcionista y a un hombre, que andaba por allí con unos papeles y entregue sin decir nada la reserva. La leyó, la observo, nos miró a los ojos, y nos dijo la mejor frase del verano: "Estamos buscando nuevos clientes, veo que ustedes tienen reservado apartamento, les ofrezco a cambio por el mismo precio, una habitación de hotel con pensión completa".
Mi novia y yo nos miramos....
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