Miradas que hablan...en Benidorm

Benidorm
Yo que me considero un  tipo positivo, que le saco la cruz (+) a todas las cosas. El verano estaba aqui de nuevo y me disponía a volver a la playa, cosas buenas del parado, que también las hay, es que no tienes que negociar con el jefe y los compañeros los días cuando poder irte de vacaciones, ya que vives en ellas, obligadas si, pero vacaciones. Me pasé varios fines de semana mirando al céntimo los gastos para poder llevarme unos ahorros a la costa. Esta si es una de las cosas negativas del parado, que uno desea más de lo que puede gastar, en fin como soy positivo la cuestión era mojar el culo en el agua salá. Mirando varias opciones, así como un centenar,  elegimos un destino clásico y a la vez potente, Benidorm, turismo playero en su máxima expresión. La siguiente escala era decidir entre hotel o apartamento, y para no discutir, ya que el corazón me decía hotel y el bolsillo apartamento, elegimos un Aparta-hotel, una mezcla aceptable, y sobre todo pagable. Enrede a mi familia, y en particular  a mi querida madre en que me fabricase simulando una empresa de comida para llevar,  unos tapes de recetas  caseras y jugosas,  de esas que cuesta un ojo de la cara y parte del otro a pie de playa. Como buena y bondadosa madre se metió en la cocina y me preparó algunos kilos de comida, no sea que su hijo volviese "esmirriado", cosas de las madres, aún así el supermercado nos esperaba con los brazos abiertos.

Cuando llego el día esperado, armamos el maletero y nos pusimos rumbo a la costa con nuestros tapes, nuestras maletas y sobre todo la ilusión de reencontrarnos con el Señor Mediterráneo, amigo querido del alma que procuramos visitar cada verano. Como siempre alguna duda en carretera y la parada típica en mitad de camino para reponer fuerzas, el viaje iba viento en popa.

Benidorm, ya estábamos allí, aparcamos el coche relativamente cerca (nada que ver con algún que otro año) aún así el sudor, el cansancio, el viaje,  el primer golpe de calor húmedo   y maletas en mano ya pasaban su factura.  Llegamos a la recepción del hotel. En ella, la recepcionista (manchega de Ciudad Real, por añadir un dato) estaba disculpándose con un matrimonio de mediana edad, ofreciéndoles  una habitación a pensión  completa durante toda su estancia, por cortesía del hotel,  el hormigueo de mis piernas y mis manos se acrecentó, y la mirada cómplice con mi novia fue dilapidaría: "SUERTE NO, LO SIGUIENTE" (pensamos a la vez) esto paso a : "¿por que no me pasará esto a mi?" y nuestros rostros se entristecieron mientras el matrimonio se besaba con su llave gratis del hotel, rumbo al ascensor. Me limpie el sudor de la frente, saludé a la recepcionista y a un hombre, que andaba por allí con unos papeles y entregue sin decir nada la reserva. La leyó, la observo, nos miró a los ojos, y nos dijo la mejor frase del verano: "Estamos buscando nuevos clientes, veo que ustedes tienen reservado apartamento, les ofrezco a cambio por el mismo precio, una habitación de hotel con pensión completa".

Mi novia y yo nos miramos....

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