Villas, Pueblos y Castillos.
El calor ha llegado, por fin, y de nuevo la gente vuelve a salir a la calle con ánimo de conversar y tomar alguna cerveza fría. Una de estas noches me encontraba en una pequeña plaza de pueblo, rodeada de jardines de rosales con un Cd de jilgueros y verderones, el sonido del agua de la fuente y los murmullos de la gente charlando en las terrazas. Nuestra reunión era motivo de alegría, pues estábamos con la resaca normal de un día de boda, donde se mezcla la amistad, el alcohol y el amor, todo por igual, y todo en grandes porciones. La conversación era de ida y vuelta, de vestidos y trajes, de zapatos y bolsos, asta que uno de nosotros cambió radicalmente de tema y puso sobre la mesa de la terraza algo para reflexionar. ¿Pueblo o Ciudad? ¿Tranquilidad o Alternativas?
Opiniones dispares empezaron a surgir, vivir en un pueblo supone estar acotado de muchas alternativas, tanto de ocio, de cultura, de diversidad, pero también aporta la tranquilidad de sus calles, de ver una cara conocida desde el primer hasta el último paso, de respirar ese aire puro y suave que aporta el abrazo cercano del campo. Vivir en un pueblo te da la oportunidad (no siempre necesariamente) de poder disponer de más bienes por el precio accesible de estos, de ir al trabajo a pie... Pero vayamos más allá, la reflexión verdadera es: ¿Es más importante disfrutar viviendo o vivir disfrutando? Es decir, vivir en un pueblo acotado, pequeño y mutilado de oportunidades, pero vivir en un "castillo" con jardines para tus generaciones futuras, donde tendrán metros y metros para correr, pero no sabrán, o no podrán disfrutar de unas alternativas superiores, o vivir en una ciudad, en un piso prohibitivo de compra, donde juegas como un pequeño arquitecto para colocar muebles y accesorios, pero te permite tener una vida más plena y variada. Poder disfrutar de unas opciones múltiples y dejar a un lado los bienes materiales e inmuebles que te aportaría el pueblo. Pues depende ¿No? cada uno tendrá sus prioridades, todas personales y respetables. Yo solo propongo la reflexión, ¿Es más importante dejar lo material a un lado, despojarse de lo inservible y vivir aprovechando cada instante, cada oportunidad, sin estar atado por un montón de ladrillos o de ruedas y metal? o ¿Es mejor tener tu casa, con tu gente, con tus raíces, disfrutar de una tranquilidad y olvidar que existe otro mundo, con más alternativas y opciones?
Tal vez la reflexión se traslade a lo material e inmaterial, pero en el fondo es lo mismo, visto como esta encauzada la sociedad hoy en día, donde se renuncia a las raíces por trabajo, donde se hipotecan los años por una vivienda, donde el talento es secundario frente al monedero, o donde ser humano es solo un adjetivo de enciclopedia.
Opiniones dispares empezaron a surgir, vivir en un pueblo supone estar acotado de muchas alternativas, tanto de ocio, de cultura, de diversidad, pero también aporta la tranquilidad de sus calles, de ver una cara conocida desde el primer hasta el último paso, de respirar ese aire puro y suave que aporta el abrazo cercano del campo. Vivir en un pueblo te da la oportunidad (no siempre necesariamente) de poder disponer de más bienes por el precio accesible de estos, de ir al trabajo a pie... Pero vayamos más allá, la reflexión verdadera es: ¿Es más importante disfrutar viviendo o vivir disfrutando? Es decir, vivir en un pueblo acotado, pequeño y mutilado de oportunidades, pero vivir en un "castillo" con jardines para tus generaciones futuras, donde tendrán metros y metros para correr, pero no sabrán, o no podrán disfrutar de unas alternativas superiores, o vivir en una ciudad, en un piso prohibitivo de compra, donde juegas como un pequeño arquitecto para colocar muebles y accesorios, pero te permite tener una vida más plena y variada. Poder disfrutar de unas opciones múltiples y dejar a un lado los bienes materiales e inmuebles que te aportaría el pueblo. Pues depende ¿No? cada uno tendrá sus prioridades, todas personales y respetables. Yo solo propongo la reflexión, ¿Es más importante dejar lo material a un lado, despojarse de lo inservible y vivir aprovechando cada instante, cada oportunidad, sin estar atado por un montón de ladrillos o de ruedas y metal? o ¿Es mejor tener tu casa, con tu gente, con tus raíces, disfrutar de una tranquilidad y olvidar que existe otro mundo, con más alternativas y opciones?
Tal vez la reflexión se traslade a lo material e inmaterial, pero en el fondo es lo mismo, visto como esta encauzada la sociedad hoy en día, donde se renuncia a las raíces por trabajo, donde se hipotecan los años por una vivienda, donde el talento es secundario frente al monedero, o donde ser humano es solo un adjetivo de enciclopedia.
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