Tablas de Daimiel, mi Humilde Homenaje.
Barca en Las Tablas |
Anochecer en las Tablas de Daimiel |
Posee mi tierra una joya, abrazada por sierras y acunada en un manto de llanuras. Sus aguas son limpias y cálidas que balancean los carrizos y la enea, puntales del silencio que arropa el cantar de sus habitantes.
Con senderos escénicos que muestran la obra a cada lado, de una magia acuática en mitad de un desierto color miel, repoblado por verde viña y dorado cereal que baila al compás del rojo de las amapolas.
Un río fantasmal que muestra su fuerza a su antojo empapa este paraje, que hoy presenta con orgullo su esplendor pasado. Una perla en mitad de una llanura, acoge entre sus rincones desde el imperio de las garzas hasta el cuchara y colorado, que dibujan en su cielo, entre azules y violetas, vuelos majestuosos. Sus puentes te envuelven en otro tiempo, donde los barqueros recolectaban los cangrejos colorados entre las miradas de las nutrias y el jabalí embarrado. Los tarayes amurallan sus lagunas, y dan un perfume suave que envuelve el viento de mi tierra, manchega, pura, noble como sus gentes, como las calles del pueblo que las bautiza. Un tesoro de cristal, de fauna y flora de otros lugares, punto de parada de alargadas cigüeñas que fielmente anidan a la orilla de sus aguas. Mi humilde homenaje escrito queda, a este rincón extraño y único que en su adormilado reposo embellece los sentidos
Pato Cuchara |
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